El deterioro de la piel es causado por un alto nivel de estrés. Este puede ser generado debido a las enfermedades mismas, a una nutrición inadecuada, a tensiones con el trabajo, la familia, la burocracia, la dinámica hospitalaria, la contaminación ambiental, el ruido, la exposición a tratamientos invasivos como la quimioterapia o la hemodiálisis, a permanecer mucho tiempo en espacios cerrados, a la deshidratación, sobrecomer, fumar, dificultades para dormir, a la extensa exposición al sol...cada una de estas variables, o todas vividas al mismo tiempo, se reflejan en la piel, uno de los sistemas más extensos en el cuerpo humano, y el que nos separa y a la vez nos une a otros cuerpos y a los escenarios que habitamos. La piel es el órgano de expresión, en ella se aloja el sentido del tacto, tiene su propia estructura y funciones exclusivas. Es la barrera epidérmica entre el mundo externo y el interno.
El estrés se manifiesta en la piel sobre todo en descamación, escozor y picazón, se manifiesta como acné, eczema, soriasis, picazón en la piel, caída del pelo, sudor excesivo, rosácea, caspa, herpes oral y urticaria, puede ser que la piel luzca apagada, enfermiza, sin luminosidad ni vida, deshidratada. Hay que saber usar cremas ya sean de tipo calmantes para pieles sensibles o o cremas reconstituyentes para rehidratar la piel. Especialmente recomendados para controlar el estrés son ejercicios como yoga y artes marciales. Los masajes, aromaterapia, baños de inmersión, acupuntura, té de hierbas, meditación y otras similares contribuyen a disminuir el estrés y esto se ve reflejado en la piel. Fuente: http://enfermedadesdelapiel.blogspot.com/2008/01/el-estrs-se-refleja-en-la-piel.html
Como un aporte en esta dirección, contamos con la visita de Eunice Aguero, dueña del Centro de Estética Eunice, quien amablemente ha realizado una demostración sobre el cuidado de la piel en los portadores de diagnóstico y sus acompañantes.
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